Despertar de una buena siesta con el mejor de los ánimos y querer hacer algo nuevo para romper la rutina resulta ser un problema cuando piensas en que es lo que puedes hacer y tu mente está en blanco; por lo que un buen inicio es salir a caminar, distraer la vista y la mente hasta que algo llame la atención. Por el momento seguimos en blanco y parece que esto no va cambiar por lo pronto y decidimos seguir caminando, hasta que pasamos por un lugar que llama nuestra atención. Nos damos cuenta que es un nuevo Café que han aperturado, parece ser un lugar acogedor y de muy buen ambiente y decidimos entrar. De pronto se acerca una chica a ofrecerme la carta y comentarme de las ofertas por inauguración y solo atino a pedirle un americano.
Sin darme cuenta cayó la noche ya me había tomado la mitad del americano mientras leía un poema de José Santos Chocano (Blasón), hasta que la chica se me acerca de nuevo y me ofrece un mixto de jamón y queso como cortesía de la casa que gustosamente le acepté. Ya eran las 08:00 p.m. y seguía sentado revisando unos correos en el móvil y de la nada el ambiente cambia, las luces se tornan mas tenues, la música mas ambiental y las personas que estaban ahí se les ve más felices con sus bebidas en la mano y exclamando salud; se me acerca por tercera vez la chica con la carta de bebidas y con una sonrisa en el rostro, la cual gustosamente le correspondí. Luego de escoger que iba a tomar (un manhattan) me acerco a donde estaba ella y se lo pido y cuando me dirigía a mi sitio donde estaba ella me dice que me quede en la barra. Una vez sentado allí mientras preparaban mi bebida comenzó a hacerme el habla, una conversación simple y cotidiana como cuando recién conoces a alguien. Nos dimos cuenta que sin querer ya estábamos haciendo algo nuevo, me ofreció unos snacks salados, la conversación se tornó mas amena, ella me sonreía y yo también, hasta creo que se nos insinuó, en fin...
El local estaba por cerrar, me despedí de ella y de repente ella sale, se acerca me da un abrazo y me dice gracias lo cual me causa sorpresa y le pregunto -¿Por qué?- por acordarte de mi y venir a visitarme, mientras se iba caminando a seguir con su labores y yo me dirigí a mi casa a descansar como cualquier noche, meto mi mano a mi bolsillo para sacar mis llaves y encuentro un papel con un nombre y un número telefónico, obviamente sabía de quien se trataba y se dibujó una sonrisa en mi rostro; una ligera llovizna empezó a caer, entré a mi casa me puse un abrigo y salí con rumbo conocido a seguir mis pasos y ver que me tenía preparado la noche.